Psicología y cirugía estética

La intervención estética, cada vez más frecuente, está aconsejada y es muy beneficiosa para la salud física y mental del paciente, siempre que éste tenga unas expectativas ajustadas y una visión objetiva de su cuerpo. En este sentido, el paciente puede lograr una mejora en su autoestima, así como beneficios positivos a nivel emocional y social.

La ayuda psicológica toma gran importancia ya que ayuda al paciente lograr una mejor preparación pre operatoria y una mayor recuperación post operatoria tanto física, como mental, mayor adaptación a los cambios, mejores forma de enfrentamiento ante lo nuevo y más seguridad y sentimiento de autocontrol.
Dado el componente psicológico subyacente, se hace precisa una correcta valoración psicológica, con el fin de evitar consecuencias físicas y emocionales negativas tras la intervención. El objetivo de estas valoraciones es conocer el grado de madurez del paciente y su adaptación psicológica posterior.

Cada vez son más los cirujanos que solicitan valoraciones psicológicas como paso previo para la intervención quirúrgica, dado que la presencia de determinados trastornos psicológicos contraindica la intervención.

Esta valoración, mediante diversos instrumentos, descartará casos en los que existe un trastorno de la percepción corporal (trastorno dismórfico, anorexia, bulimia), o bien trastornos en los que hay una alteración del juicio (trastorno bipolar, manía esquizofrenia, trastorno de la personalidad).
Igualmente, han de tratarse las expectativas poco realistas respecto a los resultados que pueda tener la intervención, cuando la autoestima depende excesivamente del aspecto físico.

En la mayoría de los casos, el paciente queda satisfecho con su nueva imagen.
Una intervención psicológica adecuada, antes y después de la operación, ayuda al paciente a obtener una percepción más adecuada de sí mismo y lograr una mejor autoestima.

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