Violencia de género en adolescentes II. La violencia en los espacios virtuales.

El desarrollo de las nuevas tecnologías, de uso extendido entre los jóvenes, además de considerarse como fuente de formación e información, también conlleva ciertos riesgos. Nos referimos a formas de violencia, acoso, desprotección e inseguridad de los menores, contenidos nocivos, pornografía infantil y asilamiento social, entre otros.

Describimos algunas formas de este tipo de violencia:

Ciberacoso escolar: Se trata de un acto agresivo e intencionado, de manera repetida en el tiempo, a través de contacto electrónico, por parte de uno o más individuos contra una víctima que no puede defenderse fácilmente.
Es similar al acoso escolar o bullying, a diferencia de que éste es un acoso indirecto, camuflado y sin amparo legal, por lo que aumenta el sentimiento de desprotección en la víctima.
El ciberacoso se puede llevar a cabo a través de llamadas telefónicas, mensajes de texto, correos electrónicos, fotos y vídeos, chats, logs o webs.
Grooming: Se trata de prácticas “on line” por parte de ciertos adultos para ganarse la confianza de un menor con fines sexuales, normalmente, obtener imágenes de la víctima desnuda o realizando actos sexuales. Se relaciona con la pederastia y la pornografía infantil.

Sexting: Consiste en el envío de contenido sexual, fotografías y/o vídeos, realizados por el propio remitente, a otras personas por medio de teléfonos móviles.
Las razones para hacerlo suelen ser el noviazgo, coqueteo, la presión del grupo, intimidación y chantaje.
Las consecuencias más graves son la pérdida de control sobre el contenido y el hecho de que pueda ser utilizado de forma maliciosa, mediante amenazas y chantajes por parte del agresor, ejerciendo control y dominio sobre la víctima. A esto se le denomina sextorsión

Stalking: Se trata de un acoso ininterrumpido e intrusivo hacia una persona con el fin de restablecer contacto personal contra su voluntad, mediante el uso de las tecnologías (llamadas, redes sociales, chats). Estas acciones son condenadas por el Código Penal.

Es por ello fundamental la orientación por parte de padres y educadores, con el fin de evitar estas situaciones no deseables. La prevención desde edades tempranas ha de ser un objetivo primordial. El control parental en cuanto a contenido y tiempo de exposición, así como la participación de la administración educativa a través estrategias específicas de prevención de la violencia.

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